Crisis de pareja después de las vacaciones: ¿Por qué el conflicto siempre sigue al disfrute?
Es una realidad conocida por todos que el periodo post-vacacional pueden ser un momento intenso, susceptible a pequeñas discusiones en pareja que, poco a poco, van mermando el ánimo de cada uno. Pero, ¿por qué sucede esto? Si realmente las vacaciones nos deberían ayudar a salir de la rutina, pasar más tiempo juntos y, en definitiva, reforzar la relación, ¿cómo es posible que aquello que supuestamente nos refuerza realmente alimente la separación?
¿Por qué discutimos durante las vacaciones?
Existen múltiples factores que favorecen la generación de tensión en las relaciones sentimentales después de las vacaciones. Algunos de estos son:
- Cuestión de expectativas: en ocasiones, existe la creencia de que unas vacaciones solventarán los problemas que ya existen en la relació Por esta razón, cuando la realidad no cumple con esas expectativas y no vemos resuelto determinado problema, se producen sentimientos de decepción que acaban alejándonos.
- Lo mismo de siempre: la vuelta a la rutina post-vacacional puede ser increíblemente abrumadora, en especial si durante ese tiempo se ha evitado tratar problemas o responsabilidades que cada uno tenía pendiente.
- No todo el mundo es igual ante el estrés: las vacaciones de por sí pueden ser estresantes: escoger hotel, coche, vuelos, etc. y las personas tenemos formas diferentes de manejar el estrés, que no siempre son compatibles. Esto puede ser todavía más exagerado si un miembro de la pareja adquiere más responsabilidades que otro. Todo esto, sumado a la vuelta, puede provocar conflictos si no se comprenden o se abordan correctamente.
- Problemas sin resolver: es común ver cómo posponemos las discusiones o los conflictos durante el periodo vacacional, bajo el pretexto de “no arruinar el momento”. En este sentido, es importante saber que esos problemas siempre resurgen al volver a casa.
- Falta comunicación: como siempre, la comunicación es una de las claves más importantes de cualquier relación. Si no se habla, si ambas partes no se expresan, se da lugar a constantes malentendidos.
¿Cuáles son las señales?
¿Cómo saber entonces si una relación está pasando por un momento así? La especialista Labrandero explica a continuación a qué señales estar atentos porque indican que las cosas no marchan del todo bien después de las vacaciones:
- Distancia y falta de conexión emocional y/o física: esto se da cuando una parte (o ambas) de la pareja ya no comparte sus pensamientos y sentimientos en el día a día; o bien cuando no se siente la presencia del otro en momentos difíciles; o cuando ya no existe esa conexión especial o las mismas ganas de celebrar. En estos casos, la persona se muestra distante, reflexiva o, incluso, preocupada.
- Aumento de las discusiones: este es un indicador claro de que existen cuestiones sin resolver o nuevas diferencias entre las personas involucradas en la relación.
- Falta de comunicación o comunicación deficiente: esta es la dificultad para hablar y expresarse como de costumbre.
- Cambios bruscos en el comportamiento: esta señal se refiere a si se observan cambios significativos en el comportamiento de alguno de los miembros de la pareja. Estos pueden ser hábitos e intereses compartidos o incluso cambios en el aspecto más íntimo.
- Resentimiento por desacuerdos no resueltos.
- Falta de compromiso: esta se siente cuando se muestra una falta de interés en trabajar y superar juntos los desafíos de la relación.
No obstante, es importante recordar que estas señales no garantizan que una relación esté condenada. En muchas ocasiones, estas son etapas propias de la relación que pueden darse por cambios en la vida personal de uno de los miembros de la pareja.
Aun así, es importante que prestemos atención a estas señales para identificar qué podría estar pasando y qué área precisa nuestra dedicación para poder abordarlo siempre bajo una comunicación fluida, sincera y abierta.
¿Cuáles son los objetivos de una gestión sana de conflictos entre la pareja?
Una vez identificadas las señales de estar sufriendo un episodio de conflicto post-vacacional, muchas personas se preguntan qué hacer para gestionarlo de la forma más constructiva posible.
A propósito de esto, a continuación, se presentan una serie de consejos para enfrentar o prevenir un conflicto de este tipo:
- Establecerexpectativas realistas antes de las vacaciones. Es importante hablar de estas expectativas y deseos de cada uno durante este periodo y asegurarse de tener una comprensión mutua de lo que ambas partes esperan.
- Planificar conjuntamentey evitar que uno de los dos lleve la carga de la gestión de las vacaciones. Esto ayudará a prevenir el agobio y a que ambos tengan la oportunidad de disfrutar de cosas que les interesan por igual.
- Fomentar una comunicación abierta y honesta, aprovechando que se pasan más horas en conjunto durante las vacaciones. Esto implica ser sinceros con nuestras emociones y también practicar la empatía, intentando entender y respetar los sentimientos y las perspectivas del otro, sin invalidarlas. Además, si existen temas que puedan ser fuente de conflicto, será necesario consensuar discutirlos en un momento más oportuno, aplazándolo, pero siempre con una “fecha de caducidad”. Hacerlo influirá muy positivamente en la gestión de posibles problemas que surjan.
- Mantener una actitud flexible ante los imprevistos o los cambios de planes naturales.
- Pasar tiempo de calidad juntos,pero sin olvidar el tiempo para uno mismo. Esto prevendrá la sensación de falta de espacio.
Asimismo, si esta crisis ya existe después de un periodo vacacional, recuperarse requiere tiempo y esfuerzo mutuo.
¿Qué se puede hacer a nivel individual?
Para que las medidas que se toman en pareja funcionen, es preciso trabajar también a nivel personal. Algunas recomendaciones clave para tener la mejor predisposición individual para la resolución del conflicto en pareja son:
- Reflexionar de forma individual: esto implica darse un tiempo para analizar lo sucedido, siempre bajo un prisma de autocrítica constructiva.
- Compromiso con el cambio: si, tras el análisis, se identifican patrones de comportamiento desadaptativos en la relación, es primordial reconocerlos para comprometerse a cambiarlos. Esto puede conllevar trabajar en la comunicación y expresión de sentimientos, gestión del estrés, resolución de conflictos, etc.
- Establecer metas compartidas: es fundamental tener una dirección y un propósito de relación común, es decir, saber hacia dónde vamos y có
- Practicar el perdón, sobre todo si hay conflictos: perdonar no significa olvidar, pero sí conlleva liberarse de resentimientos que puedan afectar a la relación a largo plazo.
- Buscar apoyo profesional: cuando se llegue a un “punto de no retorno” en la relación, es recomendable solicitar la ayuda de un profesional que actúe como persona externa y objetiva y proporcione herramientas y estrategias específicas para abordar los problemas de la relación de forma funcional y adaptativa para ambos.
Con todo, es fundamental recordar que no todas las experiencias serán perfectas, no todas las vacaciones son idílicas. Los desafíos dentro de la relación son normales o incluso signos de evolución.